Hice una cajita de cartón con todas los regalos que no hice, todas las palabras que no dije, y las metí dentro, con confetti rancio. La cerré y la sellé con calcomanías de corazoncitos, de llaves que no abren ningún candado.
Los sentimientos no los guardo, esos sí los usé y los entregué y, además, ya no cabrían en la caja.
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